Pre-certificación de comunidades indígenas en Chiloé y Osorno
LUIS OTERO
INTRODUCCIÓN
Dada la complejidad del proceso de certificación, la gran cantidad de información que requiere reunir y las dificultades de interpretación de los criterios del FSC, (Forest Stewarship Council o Consejo de Administración Forestal), la certificación en grupos se constituye en la mejor alternativa para las comunidades y los pequeños propietarios.[1]
Para implementarla, es necesario considerar el desarrollo de un “esquema de organización” de apoyo, llamado también organización sombrilla (OS), que se haga responsable del manejo forestal.
El presente artículo se basa en dos experiencias de pre-certificación de comunidades indígenas o grupos, realizadas en el sur del país. La primera corresponde al proyecto Cancha de acopio de leña, de
Este artículo refiere los problemas que normalmente enfrenta una comunidad para resolver el proceso de certificación. Se describen los requisitos que se establecieron en ambas pre-certificaciones, las mayores dificultades detectadas y las ventajas de estas asociaciones en su proceso de certificación. La metodología empleada en la evaluación consideró, básicamente, los criterios establecidos por el FSC[3]; en procesos que se desarrollaron en enero de 2000, en las comunidades de San Juan de
LAS COMUNIDADES Y LOS PROYECTOS
Natri Bajo
La agrupación de Natri Bajo contaba con 19 familias y con un recurso forestal total de dos mil
Figura Nº1: Mapa de ubicación de la comunidad de Natri Bajo[ÑÑ2]
Insertar Figura Nº1
Las actividades silviculturales realizadas consistían en raleos[5] y cosechas bajo el sistema de protección uniforme en bosque adulto. Pese a que las faenas de cosecha eran de baja intensidad, por lo que se ejecutaban con equipos sencillos, fundamentalmente bueyes y motosierras, una parte importante de los propietarios entregaba sus labores a contratistas externos. Los principales productos obtenidos por los grupos locales eran leña, para consumo en Chonchi y Castro (aproximadamente
San Juan de la Costa
La comunidad de San Juan de
Figura Nº2: Mapa de ubicación de la comunidad de San Juan de la Costa[ÑÑ7]
Insertar Figura Nº2
La organización responsable del manejo forestal era
La intensidad del manejo consideraba la intervención aproximada de
Al momento de la evaluación, los sistemas de extracción se realizaban con bueyes y equipos mecanizados (pequeñas orugas, D3 y tractores agrícolas), pero se contemplaba intensificar a futuro el uso de bueyes, mediante la dotación de yuntas a jóvenes de la asociación indígena.[7] Una parte importante de las faenas no era realizada directamente por los propietarios, sino por contratistas externos.
Las razones por las cuales esta asociación y las comunidades deseaban certificarse, se basan en el interés por abastecer a industrias regionales orientadas a la exportación, como la debobinadora Inbossa S.A. de Frutillar y Forestal Puerto Montt; ésta última, en ese momento, exportaba astillas de maderas nativas a Japón.[8]
ANÁLISIS DE LOS REQUERIMIENTOS PARA LA CERTIFICACIÓN
En términos generales, ambas comunidades presentaban buenas condiciones para su certificación; estaban organizadas y
Aspectos sociales
Desde el punto de vista social, en términos generales los proyectos presentaban importantes ventajas, por tratarse de programas de evidente beneficio para las comunidades locales. Los procesos de participación estaban bastante desarrollados y el apoyo a las organizaciones de los propios indígenas era la base de sus actividades.
Sin embargo, la existencia de contratistas forestales externos, que realizan faenas y servicios a los propietarios, con trabajadores sin capacitación, disminuyendo las posibilidades de trabajo para la población local, constituía un problema social. La presencia de estos contratistas se debía, en gran medida, a la falta en los propietarios de equipos de trabajo, la carencia de motosierras y bueyes, o a la existencia de familias con mujeres solas o propietarios de mucha edad. En estos casos, era necesario desarrollar modelos adecuados de convenio entre comunidades y contratistas, que consideraran normas ambientales y sociales.
Un problema en ambas localidades era la falta de programas de capacitación y extensión para los propietarios forestales, sobre todo, en prevención de accidentes laborales, así como la carencia del equipo básico de protección para ellos y los contratistas (casco, guantes y pantalón anticorte en el caso del motosierrista, etc.). Esta situación se producía pese a las posibilidades de utilizar el apoyo de mutuales de seguridad, que cuentan con la experiencia y el personal para realizar capacitaciones; aunque sólo pueden acceder a este apoyo quienes están inscritos en dichos servicios (lo que al menos debería ocurrir con el personal de los contratistas). Los propietarios individuales, que trabajaban normalmente, no poseían sistemas de seguridad social.
Por otro lado, en la comunidad de Natri Bajo no existían mecanismos de resolución de conflictos que actuaran como mediadores o arbitradores entre los productores, el contratista y
En las asociaciones de Osorno, por su parte, existían mecanismos que consideraban recurrir en primera instancia a la asamblea de la asociación y, en caso de conflictos más específicos y sin resolver, a instituciones como INDAP, CONADI o CONAF, según las características de la situación.
Los aspectos sociales eran monitoreados a través de reuniones con la comunidad. Particularmente en Osorno se llevaba un registro detallado de los encuentros y problemas.
Aspectos culturales
Desde el punto de vista de la conservación del patrimonio cultural de la comunidad, la información acerca de sitios históricos o culturales/ceremoniales, que debían incluirse en los planes de manejo u ordenación, era insuficiente. Tampoco existía entrenamiento y capacidad de los responsables de las OS para distinguirlos y darles la relevancia que correspondía. En las agrupaciones de Osorno se logró desarrollar, más tarde, un mapa de sitios de valor cultural; entre los que destacan áreas de nguillatunes, un yacimiento de fósiles de madera y un sitio de carácter místico en la costa.
La sustentabilidad y los aspectos económicos
Desde el punto de vista de la sustentabilidad económica de las actividades de la comunidad, en el caso de Natri Bajo se requería un análisis más detallado de los costos de almacenaje y comercialización de la leña, específicamente acerca de la influencia de los costos de carga y descarga de este producto; lo que podía ser determinante para su sustentabilidad económica.
Con respecto a la sustentabilidad productiva y al rendimiento sostenido, en Natri Bajo el proyecto desarrolló planes de manejo con criterios de sustentabilidad, que consideraban la corta anual permisible de acuerdo al crecimiento del bosque (ver Figura N°3). En Osorno, no existía una adecuada justificación de los niveles de cosecha, en términos de rendimiento sostenido del bosque.
Figura Nº3: Plano del predio de
Insertar Figura Nº3
El uso múltiple de los bosques es, sin duda, un problema importante en el manejo. La sola consideración de productos como la leña y maderas para debobinado, constituía un problema en Natri Bajo. Por su parte, en San Juan de
Aspectos ambientales
Ambos planes carecían de pautas escritas de conservación de suelos, aguas y de biodiversidad. Tampoco poseían lineamientos para enfrentar problemas de contaminación, como por ejemplo, la eliminación de basuras en el bosque y en campamentos. Igualmente, no contaban con sistemas de evaluación y monitoreo del impacto ambiental.
Especialmente importante en San Juan de
La carencia de información acerca de especies con problemas de conservación y de ecosistemas con alto valor de conservación, era una dificultad en los proyectos de ambas comunidades. Muchas veces esta información se encuentra en manos de instituciones ambientales o, simplemente, no existe en la escala adecuada. Su búsqueda debía ser parte de las tareas de
Otro aspecto relevante era la consideración de variables ambientales de silvicultura, como la mantención de una cantidad mínima de árboles percha y de maderas muertas en el piso del bosque. En la localidad de Natri Bajo se realizaban actividades de cosecha en fustales de tineo y de raleo en renovales de canelo, cuya silvicultura no contemplaba la mantención de estos elementos. En tanto, en las comunidades de Osorno la situación era mejor, ya que se consideraba la mantención de islas de vegetación como parte del sistema de cosecha en fajas.
Una arista importante, era la falta de capacitación de los operarios para manipular productos químicos en viveros y para el control de malezas en plantaciones. Esta deficiencia era más relevante en el proyecto con las comunidades de Osorno, donde existía un vivero, y porque anualmente cada propietario establecía sus propias plantaciones utilizando productos químicos para el control de malezas.
La consideración de los bosques de alto valor de conservación y su definición, constituía otro problema para la certificación de las comunidades. Sin embargo, en San Juan de
Los planes de manejo
Tal como se realiza normalmente, los planes de manejo de ambas comunidades se desarrollaban en el ámbito de los propietarios individuales, haciendo más complicada la certificación en grupo. La elaboración de un plan maestro, o de carácter territorial, para el conjunto de los tenedores de la tierra, facilitaría el cumplimiento de los principios del FSC; ya que contendría objetivos de largo plazo a nivel silvicultural, ambiental y social. Estos procedimientos territoriales permitirían hacer una ordenación del bosque y de los predios, determinando áreas para distintos usos (forestal, agrícola, ganadero). Por ejemplo, en las comunidades de Osorno existía un amplio uso ganadero de los bosques, generando serios problemas de ramoneo a la regeneración.
Una realidad común era la falta de versiones simplificadas de los planes de manejo, en un lenguaje adecuado para los propietarios de los bosques y la comunidad local. En Osorno,
Figura Nº4: Plano del predio de Carlos Aucapán, San Juan de la Costa[ÑÑ9]
Insertar Figura Nº4
La cadena de custodia
El análisis de la cadena de custodia tenía por finalidad asegurar que la madera comercializada, que sale de los predios, no fuera mezclada o confundida con la proveniente de bosques no certificados. Debía existir un sistema de venta de la madera, claro y bien documentado, que definiera la forma en que se oferte (en pié, a orilla de camino, en cancha, etc.), y que especificara al responsable y a quién se emite la factura o guía de despacho.
Ambos proyectos trabajaban con guías de despacho y guías de libre tránsito de CONAF; sin embargo (como la mayoría de los propietarios), ninguno poseía iniciación de actividades y debían utilizar guías que proporcionaban los compradores. Además, existía la necesidad de considerar la identificación física de los productos certificados y adaptar las guías de despacho a los requerimientos de la cadena de custodia. Las guías (timbradas por el SII) deben indicar claramente el dueño del bosque, el comprador, el plan de manejo, los rodales de los cuales proviene la madera, el producto, los volúmenes y el número de código de la certificación; de forma tal de poder realizar un seguimiento a los productos. En el caso de Natri Bajo, se debía dividir la cancha de acopio de leña en dos sectores, para diferenciar claramente los productos certificados de los que no lo están.
La organización sombrilla
En general, tanto el PCMSBN (que apoyaba la iniciativa de Natri Bajo) como
En el proyecto de Natri Bajo, la estructura de
Ambos proyectos contaban con organizaciones de productores legalmente constituidas -tal como lo establecen los procesos de certificación en grupos-, con personería jurídica como asociaciones de productores forestales (asociaciones gremiales). En
El PCMSBN y
El PCMSBN poseía planes operativos anuales que consideraban capacitaciones, planes de manejo y otras actividades. No obstante, carecía de una cartografía completa del conjunto de los propietarios del proyecto de Natri Bajo, aunque estaba en preparación un mapa forestal. Por su parte,
Con respecto al sistema de monitoreo; labor fundamental de los responsables de
Desde el punto de vista de la capacitación y transferencia técnica para los propietarios, el PCMSBN contaba con un plan orientado principalmente a aspectos de silvicultura y de los planes de manejo forestal, pero carecía de temas como: sistemas de cosecha, medio ambiente y accidentes laborales. En Osorno, pese a que
CONCLUSIONES
Dada la complejidad del proceso de certificación, las comunidades requieren un fuerte apoyo en información y organización. En este sentido, el rol de
Los proyectos de manejo forestal en agrupaciones organizadas tienen muchas ventajas, desde el punto de vista social y de las posibilidades de cumplir con los criterios sociales de la certificación. Sin embargo, la incorporación de contratistas externos a las comunidades, es un factor que complica el proceso, al requerir un control más estricto de estas personas. Un tema importante es el de los estándares de seguridad y accidentes; que constituyen una de las deficiencias más frecuentes, desde el punto de vista social.
La ausencia de pautas escritas para diversos aspectos sociales y relativos a la conservación del medio ambiente, es una carencia común en las comunidades. Por otra parte, uno de los mayores problemas y desafíos es el desarrollo de mecanismos eficientes de monitoreo y control de los propietarios, que aseguren el cumplimiento de las pautas de manejo y protección de los recursos.
Una planificación a escala de comunidades más que de propietarios individuales, que tanga en cuenta la ordenación de los recursos y sus usos, y con participación de las propias comunidades, es un elemento importante para asegurar el cumplimiento de los requisitos de certificación.
Bibliografía
Astorga, L. 2002. El Componente Social en
De Bonazos, H. 2002.
Monfil T. Otero, L.; Arnold, F. & Cleary, E. 2000. Estudio de Factibilidad para
Otero, L. 2002. Aspectos Básicos de
Otero, L. 2002. Pre-Certificación Proyecto Cancha de Acopio de Productos Forestales-Comuna de Chonchi. Fondo de Las Américas, Programa Bosque y Comunidad, Valdivia.
Notas
[1] Para mayor información sobre los procesos de certificación se recomienda ver: Astorga, L. 2002. El Componente Social en
[2] Otero, L.; Arnold, F. & Cleary, E. 2000. Estudio de Factibilidad para
[3] También se consideraron, aunque en menor medida, el borrador de estándares nacionales de
[4] Por divergencias entre INDAP (financista) y
[5] Se empleaba el “método de árbol futuro”.
[6] Los predios considerados fueron: Trafunco los Bados, Puquintrin, Aleucapi, Quilhue, Cheuquemapu y Pucatrihue.
[7] La consultora tramitaba un proyecto de créditos, para dotar a grupos de jóvenes con el equipo necesario para las labores de cosecha.
[8] Forestal Puerto Montt tenía, además, enormes presiones ambientales tanto nacionales como de sus clientes japoneses, por dejar el rubro del astillado de nativas.. Finalmente, en el año 2001 esta empresa dejó el rubro nativo y se dedicó a las plantaciones de eucalipto.
[9] El programa de recolección de follajes consideraba hojas de ampé (Lophosoria quadripinnata), avellana (Gevuina avellana), fuinque (Lomatia ferruginea), licopodium (Lycopodium paniculatum) y pompon (Dendroligotrichum dendroides), entre otras. Estas se comercializaban directamente o a través de intermediarios.
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